domingo, 28 de abril de 2013

PROGRAMA X (19/04/2013)

youtu.be/l3UVrqiN3y8?a
Programa dedicado a la patatera y también hablamos del secreto ibérico.

PROGRAMA IX (12/04/2013)

http://www.youtube.com/watch?v=bqgoW-LEz9E&feature=youtu.be
Este programa está dedicado a la criadilla de tierra y fue emitido durante la feria "Extregusta 2013"

miércoles, 10 de abril de 2013

SOPA CORTIJERA.

Me contaron en una ocasión que cuando regresaban al cortijo los cazadores se encontraban sobre la mesa con un plato de esta sopa.
Tras el inevitable remojo de los garbanzos todo la noche, se ponían a cocer en un caldero a fuego muy lento junto a una perdiz por comensal. Cuando las perdices estuviesen hechas, lo que se apreciaba por separarse la carne se los huesos, se extraían del guiso y se deshuesaban, reservando la carne en un poco del caldo para que no se secase demasiado.
Al regreso de los cazadores y mientras estos se aseaban, se concluía la elaboración del guiso.
En una sartén se doraban los ajos junto a unos tacos del mejor jamón, se le agregaba una punta de pimentón y se vertía en el caldero. Era el momento se añadirle un buen puñado de arroz por persona y, en lo que duraban las abluciones, el guiso estaba terminado. Solo quedaba devolver las perdices al guiso y dar el último hervor antes de verterlo en la sopera en la que iría a la mesa. Adornar con una cañita de hierbabuena.
Para mí, es una de las soluciones para los restos de un cocido. Y cuando no hay cocido...
Un frasco de garbanzos precocidos.
Un brik de caldo de cocido.
Una tacita de arroz.
Una pechuga de pollo.
Unos tacos de jamón.
Un diente de ajo.
Aceite, pimentón y hierbabuena.
Echar el caldo en una cazuela y cuando rompa a hervir, poner la pechuga hecha trocitos, los garbanzos  y el arroz.
Mientras, dorar los ajos en una sartén, añadir los tacos de jamón y saltearlos un momento. Fuera del fuego, echar una cucharadita de pimentón y revolver. Verter sobre el guiso.
Cocinar a fuego moderado durante 15 a 20 minutos. Servir adornado con unas hojitas de hierbabuena.

martes, 9 de abril de 2013

jueves, 4 de abril de 2013

MANITAS DE CERDO A LA SALUD DE ATENEO CON TORTITAS DE COMINO.

El día de Reyes mi amigo Víctor Casco me regaló, cómo no, un libro.
Es una pequeña joya bibliogáfica presentada en el interior de un estuche que contenía, a la vez que el libro en sí, un CD que ponía imágenes aparte de su contenido literario.
Se trata de un recetario de cocina. No un recetario habitual, sino uno dedicado a las cocinas egipcia, griega y romana. Lleva por título "El manjar de los dioses" y por subtítulo "Recetas con historia" del que es autora Ángeles Díaz Simón y que está prologado por la periodista Ángeles Caso.
Lo publica Ariel  (Ed. Planeta, Barcelona 2012).
El diseño de portada y las ilustraciones son de Mauricio Restrepo, que pone un llamativo anuncio en la tapa del estuche: "¡La Historia más apetitosa que nunca!".
En su interior, la más sofisticada de las cocinas antiguas adaptadas a las técnicas culinarias propias del S. XXI con tanto acierto que pondrían verde de envidia al más goloso de los dioses.
Sobresalían por el canto superior del libro, a modo de marcapáginas, unas tiras de papel señalando sendas recetas. Sin duda, se trataba de un reto y yo, que soy así, le recogí el guante.
De entre las señaladas, escogí tres. Un entrante. "Ensalada preferida de Marcial"; un plato fuerte, "Manitas de cerdo a la salud de Ateneo acompañadas de tortitas de trigo al comino" y un postre, "tarta de queso fresco, manzana y canela".
Hace unos días celebramos la comida. Y lo hicimos según la tradición del banquete romano (Lo del triclinium lo soslayamos por razones estratégicas).
Los comensales, no menos que las gracias (3) y no más que las musas (9).
"Ab ovo usque ad mala", empezar por el huevo y terminar por las manzanas. (A Horacio se le saltarían las lágrimas).
En la cocina estaba Víctor levantando acta notarial de  los pasos dando fe, con su cámara, de todo lo que acontecía.
Acompañamos la comida de un Habla Nº 8 que estaba en su mejor momento.
La ensalada lleva lechuga picada muy fina, aceitunas negras, alcaparras y anchoas, va aliñada con un chorro de salsa Worcestershire (Lo más parecido al garum), aceite de oliva y un toque de pimienta.  Va adornada con unos huevos duros picados muy menudos.
Ingredientes para las manitas:
Cuatro manitas de cerdo ibérico.
Dos cebollas.
Dos dientes de ajo.
Una cucharada de harina.
Un huevo para rebozar
Una taza de guisantes.
Una zanahoria.
Un vaso de vino blanco.
Un vaso de caldo de haber cocido las manitas.
Sal, laurel, azafrán.
Para las tortitas:
250g. de harina de trigo integral.
Agua templada, levadura, sal.
una cucharadita de comino
aceite.
Elaboración:
Limpiamos las manitas y las ponemos a cocer en olla pre­sión durante 35 minutos con media ce­bolla, el laurel y la sal. Cuando estén cocidas, las escurrimos y dejamos templar  reservando parte del caldo. Aunque en la receta original se deshuesan, he preferido dejarlas enteras. Las rebo­zamos en harina y huevo y las freímos y reservamos.
En el mismo aceite freí­mos los ajos y la cebolla restante picadita. Añadimos un vaso de vino y otro de caldo. Una vez evaporado el alcohol, vamos poniendo las manitas, añadimos los guisantes, la zanahoria, el laurel y unas hebras de azafrán. Cocemos todo junto durante media hora, añadiendo más caldo si fuera necesario.
En un bol, ponemos la harina junto con la levadura, el comino y la sal, vamos añadiendo poco a poco el agua templada y amasamos durante cinco minutos. La masa no debe pegarse a las manos. Dejamos levar cubierta con un paño en ambiente templado y sin corrientes. Hacemos bolitas del tamaño de un huevo, las aplastamos para hacer las tortitas. Freímos en aceite medio minuto y damos la vuelta. Secamos en papel absorbente.
Servimos las manitas con su salsa por encima y acompañamos de las tortitas de comino.
Como es de rigor terminar con manzanas, la repostera de la casa hizo una tarta de queso fresco con manzanas; pero la receta se la tenéis que pedir a ella.
Aunque los romanos no conocían el café ni los licores, nosotros entretuvimos la sobremesa con un café bien cargado y un licorcillo de nueces hecho por mí en los ratos libres.